14 julio 2015

La intuición

La intuición se define como “la percepción de una idea o una situación que, con toda claridad, aparece en nuestra mente sin necesidad de un razonamiento lógico”.

Todos hemos utilizado, en muchos momentos y situaciones de la vida, la intuición. En ocasiones “sentimos” que no es conveniente asistir a un lugar, aceptar una invitación, dar una opinión, recibir un regalo, aprobar una propuesta. Y ese sentimiento, para quienes han sabido desarrollarlo, la mayor parte de las veces resulta muy eficaz. Es una alarma certera para “estar en el momento adecuado en el lugar preciso”.


Decimos sobre alguien que tiene un gran tino para percibir lo que está sucediendo o para “adivinar” lo que está a punto de suceder, que es una persona intuitiva o que tiene muy desarrollada la intuición. “Suerte” llaman algunos a esta capacidad.

En realidad cualquiera de nosotros puede desarrollar esta habilidad hasta convertirla en nuestra mejor amiga. ¿Qué nos dicta la intuición sobre cómo debemos proceder? Los grandes hombres de negocios, los investigadores, los científicos, los inventores, los descubridores, los aventureros, los conquistadores, los gobernantes, todos aquellos que tienen una estrella que guía sus caminos, utilizan la intuición como su aliada inseparable, como su consejera. Pero hasta en las actividades y decisiones más pequeñas y cotidianas, las que consideramos menos importantes y trascendentes, esa voz que sólo escuchamos en nuestro interior, puede decirnos “anda, hazlo, atrévete, no lo pienses más” o, por el contrario, “¡cuidado!, aléjate de ahí inmediatamente”. 

¿Cómo hacer para que la intuición se manifieste en nuestra mente? ¿Qué pasos debes seguir para que este sentimiento aflore y se convierta en tu compañero, en tu cómplice? Antes que nada, hay que entender que en el subconsciente se guarda toda la información que hemos recogido a través de nuestra vida, ahí están escondidos el sufrimiento, la alegría, los recuerdos agradables y desagradables, las causas de nuestra felicidad y nuestra amargura, las razones de nuestro comportamiento. Conforme vayamos descubriendo qué hay en nuestro interior, por qué sentimos y reaccionamos de una forma determinada, y vayamos transformando nuestro lenguaje, nuestras actitudes, nuestra realidad de acuerdo con lo que deseamos vivir, iniciaremos a reconocer esa capacidad que teníamos escondida o reprimida. Invita a tu intuición a que aparezca más a menudo, a que se haga presente siempre y en todo momento. 

Dile que necesitas su asesoría, su guía. Antes de dormir, dile que confías en los consejos que te dará al día siguiente. Verás cómo, poco a poco, tu intuición será un gran apoyo para tomar decisiones en todos los aspectos y ámbitos de tu vida. Podrás escuchar tu voz interior frente a cualquier circunstancia en la que debas actuar. Ella, mejor que nadie, sabe quién eres tú y qué necesitas para tomar las mejores opciones.


Mi intuición es mi consejera. Aprendo a escucharla

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