La intuición se define como “la
percepción de una idea o una situación que, con toda claridad, aparece en
nuestra mente sin necesidad de un razonamiento lógico”.
Todos hemos utilizado, en muchos
momentos y situaciones de la vida, la intuición. En ocasiones “sentimos”
que no es conveniente asistir a un lugar, aceptar una invitación,
dar una opinión, recibir un regalo, aprobar una propuesta. Y
ese sentimiento, para quienes han sabido desarrollarlo, la
mayor parte de las veces resulta muy eficaz. Es una alarma
certera para “estar en el momento adecuado en el lugar preciso”.
Decimos sobre alguien que tiene un gran
tino para percibir lo que está sucediendo o para “adivinar” lo que está
a punto de suceder, que es una persona intuitiva o que tiene muy
desarrollada la intuición. “Suerte” llaman algunos a esta capacidad.
En realidad cualquiera de nosotros puede
desarrollar esta habilidad hasta convertirla en nuestra mejor amiga.
¿Qué nos dicta la intuición sobre cómo debemos proceder? Los grandes
hombres de negocios, los investigadores, los científicos, los inventores,
los descubridores, los aventureros, los conquistadores, los gobernantes,
todos aquellos que tienen una estrella que guía sus caminos, utilizan la
intuición como su aliada inseparable, como su consejera. Pero hasta en
las actividades y decisiones más pequeñas y cotidianas, las
que consideramos menos importantes y trascendentes, esa voz que sólo
escuchamos en nuestro interior, puede decirnos “anda, hazlo, atrévete, no
lo pienses más” o, por el contrario, “¡cuidado!, aléjate de ahí
inmediatamente”.
¿Cómo hacer para que la intuición se
manifieste en nuestra mente? ¿Qué pasos debes seguir para que este
sentimiento aflore y se convierta en tu compañero, en tu
cómplice? Antes que nada, hay que entender que en el subconsciente se
guarda toda la información que hemos recogido a través de nuestra vida,
ahí están escondidos el sufrimiento, la alegría, los recuerdos agradables
y desagradables, las causas de nuestra felicidad y nuestra amargura, las
razones de nuestro comportamiento. Conforme vayamos descubriendo qué
hay en nuestro interior, por qué sentimos y reaccionamos de una forma
determinada, y vayamos transformando nuestro lenguaje, nuestras actitudes,
nuestra realidad de acuerdo con lo que deseamos vivir, iniciaremos a
reconocer esa capacidad que teníamos escondida o reprimida. Invita a tu
intuición a que aparezca más a menudo, a que se haga presente
siempre y en todo momento.
Dile que necesitas su asesoría, su
guía. Antes de dormir, dile que confías en los consejos que te
dará al día siguiente. Verás cómo, poco a poco, tu intuición será un
gran apoyo para tomar decisiones en todos los aspectos y ámbitos
de tu vida. Podrás escuchar tu voz interior frente a
cualquier circunstancia en la que debas actuar. Ella, mejor que nadie, sabe
quién eres tú y qué necesitas para tomar las mejores opciones.
Mi intuición es mi
consejera. Aprendo a escucharla
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