¿Es posible desarrollar un plan de éxito para
nuestro proyecto de vida utilizando la misma metodología que
utilizaría un arquitecto para diseñar los planos de un
edificio?
Hay quienes piensan que el pretender desarrollar un
plan de éxito tiene poco sentido ya que lo que ha de
suceder en nuestra vida, sucederá independientemente de que
esté en nuestros planes o no. Otros opinan que simplemente existen demasiados imprevistos, urgencias, crisis,
interrupciones y emergencias que hacen virtualmente imposible la complementación de cualquier plan de acción.
Finalmente, están los que creen que el empeñarse en
planear sus acciones y su tiempo, le quita libertad y
espontaneidad a la vida, privándolos de la creatividad que
requiere su trabajo o profesión. Lo curioso es que muchas de
estas personas son las mismas que se quejan de estar siempre
estresadas, trabajando más horas de las que quisieran y
angustiadas por el hecho de estar prestando poca o ninguna atención
a lo que consideran realmente importante.
Todo esto nos obliga a preguntarnos: ¿podemos ser
espontáneos o creativos cuando estamos estresados, angustiados, trabajando hasta media noche por falta de planeación,
o
corriendo siempre contra el reloj? ¡No! Es todo lo
contrario, la libertad se gana cuando te aseguras de estar
dedicando tu tiempo a aquello que es verdaderamente importante
para ti.
Todos podemos diseñar una vida plena y feliz, rica en
emociones y abundante en éxitos. Obviamente, no toda meta se hace realidad, ni todo
lo planeado se lleva a cabo tal como fue concebido en un
principio. Muchos sueños quedan truncados en el camino y otros
pasan a un segundo plano en la medida en que cambian las
circunstancias personales. El planear no garantiza el éxito ni
asegura que viviremos plena y felizmente. Sin embargo, el no
contar con un plan de vida, el vivir en la oscuridad en lo
que respecta a nuestras metas y objetivos, y el no saber hacia
donde nos estamos moviendo, sí garantiza nuestro fracaso.
Las personas no fracasan porque planeen
su fracaso, sino porque no planean su éxito, y al no
planear su éxito, ya están planeando su fracaso. Cuando alguien logra una gran meta, es común
escuchar cosas como: “¡Qué suerte tuvo! ¡A aquel le tocó
fácil! ¡Le llegó en bandeja de plata! ¡La suerte estuvo de su lado!”
Pero lo cierto es que, pese a que muchos aún crean que el éxito es
el resultado de la
suerte, de la coincidencia o de la buena partida que nos haya jugado la vida, la verdad es que el éxito
es la consecuencia de un plan de acción desarrollado y puesto en marcha a propósito. Y ese plan comienza con un conocimiento
claro y preciso de las metas y objetivos que deseamos
alcanzar en cada una de nuestras áreas.
Triunfar y ser feliz es una actitud, es no permitir
que sean las circunstancias las que te digan cómo sentirte,
es hacer lo que amas y amar lo que haces, es tener grandes
expectativas, es saber que posees metas que responden a las
diferentes facetas de tu vida y asegurarte que día a día caminas hacia
la realización de todas ellas.
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